dIA del trabajador

dIA del trabajador

Siendo un tipo que odia las efemérides (sí, me tengo que buscar un odio honesto, ya sé), siempre tuve un cariño especial por el día del trabajador. Seguramente el hecho de que me guste trabajar tendrá algo que ver. Pero hay una trampa ahí: siempre pude elegir en qué trabajar. A veces elegí bien, a veces mal, pero siempre haciendo lo que quise hacer. Con el tiempo descubrí (sí, soy lelo) que eso que para mi era muy natural no es ni cerca representativo de la situación de la mayoría de las personas. Somos muy pocos los que estamos en situación de elegir. El trabajo es un derecho pero no necesariamente es una fuente de satisfacciones.

Ahora que andamos todos preocupados por la posibilidad (más alta, más baja, quién sabe) de que la inteligencia artificial nos quite el trabajo, permítanme un instante jugar a las utopías. En un mundo donde la mayor parte de la humanidad se ve reemplazada por un robot, el capitalismo como lo conocemos deja de funcionar. Sistemas alternativos emergen (no sin dolor) pero finalmente aparece un sistema que nos permite satisfacer nuestras necesidades sin la necesidad de trabajar. ¿En serio van a extrañar trabajar? ¿En un mundo donde puedan hacer lo que se les venga en ganas?

El trabajo puede ser fuente de muchas cosas buenas pero también puede ser origen de stress, enfermedades mentales, discapacidades físicas, o simplemente tedio. Tedio infinito. Rodeados por distopías, ¿no podemos permitirnos unita de las buenas? Una utopía por la que hay que pelear, claro (las buenas nunca llegan solas). Pero, ¿por qué privarnos de pensar en un mundo donde todos podamos hacer lo que tengamos ganas de hacer sin importar si necesito la plata o si existe un mercado? Feliz día para los que trabajamos hoy pero más feliz será el día cuando nadie tenga que trabajar nunca más.