El cartel que no se sostenía en el tiempo
Aquellos dichosos que tengan la posibilidad de salir a vacacionar podrían llegar a encontrarse con una curiosidad de la señalética vial: el cartel que no se sostenía en el tiempo.
¿Es un tornillo? ¿Un martillo neumático? ¿Mickey Mouse durmiendo una siesta? (ok, me calmo con las interpretaciones rebuscadas). Negativo para todos: es una vieja cámara fotográfica, una que buena parte de nosotros no ha visto ni verá jamás, al menos no fuera de un museo.
El origen de esta figura se sostiene sobre la fotografía panorámica, cuya historia es rica y abunda en avances tecnológicos, iniciando en 1843 cuando el austríaco Joseph Puchberger inventó la primera cámara panorámica manual con lente giratoria accionada por una manivela.
La elección del pictograma, entonces, no es caprichosa sino que parte de la representación gráfica figurativa de un equipo clave relacionado con una de las actividades favoritas del ser humano en estos puntos de belleza natural: la fotografía. Aun viviendo en tiempos de selfies, la referencia sigue siendo válida.
“Hacer cartelitos” no es moco de pavo. Múltiples disciplinas abordan su problemática. Por un lado tenemos la señalética, que es competencia del diseñador gráfico y se ocupa del estudio y desarrollo de sistemas de comunicación visual sintetizados en un conjunto de señales o símbolos que cumplen la función de guiar, orientar u organizar a una persona en aquellos puntos del espacio que planteen dilemas de comportamiento. Otra disciplina es la semiótica que estudia el signo y aborda la interpretación y producción del sentido.
Aunque el ícono de la señal de punto panorámico adolece de problemas técnicos en la síntesis del pictograma, el asunto más grave es la falta de competencias culturales requeridas para poder interpretarlo. ¿Puede captarse el significado del ícono en forma instantánea y por todos los individuos de igual manera? ¿Qué pasaría si quitáramos el texto? ¿Cumpliría la señal con su función comunicacional?
Es interesante notar que, aunque ésta es la única señal de información de todo el sistema que ha quedado totalmente obsoleta, hay otra que viene poco a poco por el mismo camino, en este caso no solo como símbolo sino también como prestación: el servicio telefónico. El tubo, un elemento en peligro de extinción en la telefonía actual, cuenta al menos con una ventaja ya que ha logrado imponerse como concepto debido a una mayor frecuencia en su utilización como símbolo.
Ambos casos, sin embargo, tienen una característica en común que explica su rápida obsolescencia: tanto la fotografía como la telefonía son rubros en los que el avance tecnológico en los últimos años ha sido drástico, con cambios tan brutales que aún los elementos que alguna vez fueron representativos de manera simbólica para varias generaciones, hoy dejan de tener significado.
Vendría siendo hora de rediseñar una señal y esta vez quizás sea mejor obviar las referencias tecnológicas: ya hemos visto que no envejecen bien.
Publicado originalmente en el Blog Taylor Tenía Razón en La Gaceta.