La obsolescencia (¿programada?) en los libros de negocios
Una de mis actividades favoritas cada vez que viajo a Buenos Aires es la recorrida por cuanta librería se cruce en mi camino: grandes, chicas, especializadas y de usados, todas y cada una de ellas tienen su atractivo particular. Con el correr de los viajes conseguí identificar un par de librerías de saldos, joyas ineludibles sobre calle Corrientes, que ofrecen un importante stock de libros de negocios nuevos a precio de liquidación. No podría decir si se debe a una alta rotación de la mercadería o a la poca frecuencia de mis viajes, pero encuentro libros nuevos en cada visita.
La semana pasada el descubrimiento fue una importante variedad de opciones dentro de la colección «Donde las grandes ideas encuentran expresión» de Pearson / Prentice Hall a $ 35 por unidad (o 2 por $ 60 si estás pensando en romper el chanchito). Mientras me preparaba para reventar la valija (y exceder el limite de peso sin cargo adicional de mi aerolínea de confianza) empecé a ojear libro por libro el material disponible. Grande fue mi sorpresa cuando, habiendo recorrido por completo el mesón, no encontré uno siquiera que me causara enamoramiento inmediato (un mal que, debo aceptar, sufro con demasiada frecuencia). La mayor parte de los libros sufrían de un problema común: vejez prematura.
¿Como se explica que textos escritos hace 10 años (o menos aún) hayan perdido total relevancia? La tentación inmediata es hablar del vertiginoso tiempo en el que vivimos. No faltará el aprendiz de gurú que saque a relucir la trillada frase «lo único constante es el cambio». Bullshit. Voy a ensayar dos explicaciones bastante menos épicas:
1. Las editoriales y los autores escriben sobre los temas de moda porque, oh sorpresa, las temáticas trendy venden mejor. Y claro, las modas no pueden mantenerse vigentes en el tiempo.
2. La mayor parte de los libros que se publican son mediocres, cuando no lisa y llanamente malos. Dicho de otra forma, la mayor parte de los libros que se publican son intrascendentes y, por este motivo, están condenados a la fugacidad y al olvido.
El argumento del cambio continuo es atractivo, por supuesto, pero tiene demasiadas excepciones a la regla como para considerarlo una ley. ¿El marketing online no se mueve en un contexto extremadamente cambiente? ¿Como se explica entonces un libro como «El Marketing del Permiso» de Seth Godin», vigente hoy más que nunca a pesar de haber sido escrito en 1999? ¿Como se explica «La Economía Long Tail» de Chris Anderson? ¿O el no tan popular «El Dominio de la Información» de Shapiro y Varian, escrito también en 1999, que explora algunos conceptos de economía aplicables a la industria como versionados, lock-in o la gratuidad tan común en los servicios de Internet? He elegido ejemplos de libros relacionados con nuevas tecnologías considerando que deberían sufrir de un mayor impacto que aquellos relacionados con otras temáticas pero estoy seguro que pueden encontrar ejemplos similares sin importar el área de su elección.
¿Estaré pidiendo demasiado cuando reniego del uso de la obsolescencia programada en detrimento de la misma gente que la inventó? Suena a karma pero en realidad es lógica pura. ¿Por qué habría de ser distinto aquí?
PD1: ví por ahí copias del «Karaoke Capitalism» de Nordstrom y Ridderstrale. Levante y lleve que vale más que lo que cuesta.
PD2: el ejemplo más brutal que encontré en el mismo local es este.
Hola Estaban, no es un misterio descubrir que lo bueno permanece, en diseño por ejemplo se siguen utilizando tipografías de hace varios siglos, incluso se dice que una tipografía con más de 50 años sigue siendo moderna (en el sentido de actual).
El -brutal- ejemplo que muestras nos confirma el oportunismo que hay detrás de cada libro. Podría ser que su cortoplacismo se deba a que están ligados a la tecnología, software o servicio del momento. Los ejemplos valisos que muestras están más centrados en las personas, ya sean clientes o dirigentes, o a una filosofía del «por qué lo hago» esto más que en el «cómo lo hago».
Por cierto, no sé qué tienen Nordstrom y Ridderstrale pero su libro funky business también está de completa altualidad.
[…] por lo que se asegura de hacer los disclaimers al respecto siempre que lo considera necesario). En el 2013 escribí sobre la obsolescencia en los libros de negocios y aunque sigo pensando más o menos igual me toca vivir con la contradicción porque creo que hay […]