Producto: el gran campeón

Producto: el gran campeón

<Para mayor placer, recomendamos musicalizar este artículo con Luchador de Boedo, de Bestia Bebé>

Aunque normalmente me gusta más enfocarme en la naturaleza del cambio que la irrupción de la IA está trayendo, no le esquivo nunca al bulto que implica discutir los ganadores y perdedores que esta ola está dejando. A juzgar por la cantidad de los primeros (poquitos) y de los segundos (un montón), la cosa tiene cada vez más pinta de torneo de fútbol. Y ojo que acá no hay Chiqui Tapia que te invente un título.

Pongamos la lupa en el mundo del desarrollo de software. Simplificando el complejo entramado de profesionales y roles que conviven en la industria, podemos hacer uso de una tríada que cubre bastante bien la mayoría de los puestos de trabajo: desarrollo, gestión y producto. Y mientras que el sector sigue sacudido por el excesivo optimismo observado durante la pandemia, tenemos un grupito de los tres que vaticino va salir muy bien parado de los chirlos. Acompáñenme a ver esta ¿triste? historia.

El automatizado desarrollo

Los tiempos del “aprendé a programar y conseguí trabajo en dólares en 6 meses” parecen haber pasado al olvido. Quizás nunca fueron una realidad, pero seguro fue un lugar común en un discurso que apelaba a buscadores de oro de la modernidad, más apegados a la oportunidad que a la vocación. En un mundo donde la IA escupe código en segundos, el junior no tiene lugar: no solo cuesta plata sino que requiere tiempo de otros (o sea, cuesta más plata).

Estamos lejísimos de la extinción de la gente de Sistemas (Pergolini pifia fuerte en ésta) pero el ajuste del mercado para los desarrolladores de software (especialmente en el tramo inferior del seniority) es más obvio que el 2 + 2 y ya está a la vista en el mercado.

La disminuida gestión

A los que venimos del palo de la gestión nos encanta remarcar lo importante que es nuestro trabajo para conseguir los resultados que todos buscan. Obvio, mirá si entre bomberos nos vamos a pisar las mangueras. Hay, al menos, tres problemas. El primero es de base y los otros dos derivados del bicho de moda:

  1. En el mundo del software, no parece ser que hayamos logrado convencer a los demás del valor de la gestión. Hay demasiados chistes similares al del loro que aprendió a ser project manager repitiendo el “¿cómo vamos?” y pocos ejemplos de gestión devenida en resultados. Si quieren lo hablamos en otro artículo (o me invitan un porrón y lo discutimos, como prefieran).
  2. Cada vez hay menos gente que gestionar (ver sección anterior) y los que quedan se espera que sean muy senior y, por consiguiente, necesiten menos gestión externa.
  3. Una parte importante del laburo del que gestiona se puede hacer de forma más eficiente con herramientas de IA (no toda, pero una buena parte)

¿Hay menos laburo de gestión en la industria del software? Yo digo que sí. La gestión se va convirtiendo en una serie de habilidades y capacidades que se requieren de perfiles técnicos.

El fortalecido producto

Y así llegamos al último grupo. Producto tiene dos ventajas fuertes en este nuevo escenario:

  1. Las decisiones de producto son de naturaleza compleja, difíciles de promptear (el contexto es todo), no repetitivas. Requieren acuerdos entre distintas personas y áreas y entendimiento de distintas disciplinas. En la lista de tareas jodidas para la IA, marca todos los casilleros.
  2. Nunca fue tan fácil, rápido y barato hacer y eso habilita nuevas formas de trabajo, mucho más orientadas a la prueba y error y al refinamiento de lo que funciona. Dirigir esas pruebas y tomar esas decisiones es la magia de la gente de producto, que ahora tiene más trabajo y puede hacer más cosas con una menor dependencia de terceros.

¿Habrá que abandonar el barco de desarrollo y gestión? ¿Llegó la hora de hacer cursos y certificaciones para subirse al caballo ganador? La respuesta nunca es tan sencilla y las decisiones de carrera se toman considerando múltiples dimensiones, muchas muy personales. Eso no quita que saber leer las señales es fundamental y que aprender a surfear las olas te ayuda a pasarlas con estilo (o a bracear menos, en el peor de los escenarios).


This article is also available in English on my Medium page, «Product: The Reigning Champion»